sábado, 11 de junio de 2011

No me salen las palabras.
Hay veces que quiero pasar de todo. Empezar de cero. Otras quiero acabar lo que está empezado aun que sepa que no va a acabar bien. Y, en cambio, otras veces no quiero hacer nada; solo quedarme quieta, sentada. Como estoy haciendo ahora mismo.
Sabeis, sentada aquí arriba, en el alfeizar de una ventana de un segundo piso puedo pensar. Puedo relajarme. Mirando hacia la nada, porque sinceramente, las vistas desde aquí son preciosas. Es, como yo lo llamo, la parte selvática de la Entrada, solo hay hierba y un par de casas. Miras para arriba y solo ves el cielo. Sinceramente, es el lugar más bonito en el que e estado. Dejas que la brisa acaricie tu piel y te sientes liberada.
En momentos de grandes depresiones me he llegado a pasar horas y horas sentada aquí, mirando al cielo y dejándo la mente en blanco. 
Desde aquí todo parece fácil y sencillo, las soluciones para los problemas surgen de la nada y siento que todo irá bien.
Pero una vez que entro dentro la habitación y cierro las ventanas, las penumbras vuelven.
Porque no es tan fácil ni tan sencillo.
Tener las soluciones, no implica tenerlo todo solucionado. Porque lo más importante, lo esencial; es poner en práctica las soluciones, y eso, muy a mi pesar es; sin duda alguna, lo más difícil.
En cierto setido se que la felicidad completa no existe, al menos, no eternamente, pero hay veces en las que me gustaría poder estar feliz un determinado tiempo, porque sí, no lo niego, estoy falta de ese sentimiento de felicidad ultimamente, no por una cosa, por muchas.
Es incomodo escribir esto estando aquí sentada, asi que, sin más preambulos, le pongo punto y final, a un texto escrito con la simple excusa de intentar transmitir, a duras penas, lo mierda que es la vida.

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